Se acaba una semana una vez más. Se ha pasado volando. Es viernes. Domingo soleado. Qué bien he dormido. Desayuno familiar, alguna broma con los niños, la parienta que me vuelve a regañar cariñosamente "no les digas esas cosas a los niños qué después la repiten". Estoy de buen humor, he esperado toda la semana por ello, me acerco al aparador de la entrada y cojo las llaves del 911. Ese momento es mágico, me transporta a otra dimensión. Coger las llaves, bajar al garaje, no me canso de verlo, se me llenan los ojos una y otra vez deleitándome con sus formas suaves, lineas maestras, pinceladas de un genio, del maestro, un verdadero maestro; al igual que un Sorolla pintó como nadie cuadros en los que la luz mediterránea es transmitida en toda su magnitud, Porsche supo plasmar en las líneas del 911 toda la pasión y el sentimiento de todo enamorado por la mecánica, por la dinámica, por la necesidad del hombre de conquistar nuevas metas, de sentirse en el control, de someter a la máquina, de pilotar; generación tras generación nos vemos envueltos en esa magia del conjunto que no se sabe explicar exactamente, una infinidad de pequeños detalles que componen el todo y es el todo, el conjunto de lo que es un 911 lo que nos sigue encantando una y otra vez, un todo que te llena y que te vuelve a dejar con ganas de volver a entregarte a él domingo tras domingo. Llega el momento de entrar, el sonido metálico seco de la puerta al cerrarse, la llave a la izquierda para que recuerdes que estás entrando en tu mundo que te transportará, un mundo dónde tu máquina y tú os fundís en uno solo. Aprieto el embrague, doy el contacto, escucho primero el sonido típico de los motores de arranque de Porsche, no giran especialmente rápido, te dejan escuchar con nitidez los primeros giros de los pistones antes de la primera explosión de los pistones, a continuación el rugido, los pistoneos de los seis cilindros al ralentí, un sonido típico de Porsche desde siempre, de pistón de cilindrada abundante, de motor boxter; engrenar la primera disfrutar de las primeras pistonadas del león adormecido, salir del garaje. Los primeros minutos lo dejamos calentar, tratándolo con el cariño que merece este gran compañero que una vez más está dispuesto a darnos grandes satisfacciones; salgo a la M40, 100 km/h, apenas acaricio su acelerador, la temperatura del agua va subiendo pero en este 996 no cuento con medidor de temperatura del aceite así que seguiré a ritmo de paseo dominguero al menos cinco minutos más de lo que tarde el agua en llegar a su temperatura normal de funcionamiento. Me contengo y eso hace este momento más excitante, ya he cogido la NI y me dispongo a hacerme una ruta por la sierra norte de Madrid. Hace tiempo aprendí, me enseñó, que su hábitat natural son los puertos de montaña y la carreteras secundarias, al contrario de otros deportivos conocidos por todos en los que priman la estabilidad en autopistas o en carreteras de radio abierto, en el 911 hemos descubierto que la potencia es un dato, como datos son también son el 0 a 100 y la velocidad máxima, pero que todo tiene un papel más secundario y que a la hora de encarar un puerto de montaña seriamente, son otras las virtudes que nos dejarán marcados, seducidos para siempre y pletóricos de alegría curva tras curva, trazada tras trazada, frenada tras frenada. Salgo en Buitrago y encaro la carretera adentro, pruebo las primeras marchas y tanteo aún sin toda la decisión las primeras curvas hasta que no sienta que las gomas están a su temperatura adecuada, alguna frenada aún sin apurar demasiado, como avisándole a la montura que pronto empezará el jaleo, que lo dejaré más suelto para que haga de las suyas pero que siempre estaré con las bridas bien ceñidas para ponerlo en su lugar cuándo se quiera desmadrar demasiado. Tras estos primeros diálogos no expresados con palabras con él, paro en la cima del puerto de montaña, un precioso mirador desde el que podemos ver toda la sierra de Madrid y sus picos más importantes, lo dejo encendido, un aviso a que lo serio va a empezar en breves segundos. Me fumo un cigarrillo deleitándome con el paisaje, con el coche, con el ronroneo del motor, y por fin me lanzo a la diversión. Primeros acelerones en 1ª, 2ª y tercera y ahí tenemos la primera curva ciega a izquierdas, apuro la frenada hasta las puertas de la curva, tiro de dirección a izquierdas, lo dejo que apoye, reduzco a segunda con punta tacón y en el vértice de la curva le doy gas sin remilgos; el bicho se pone serio pero le noto las ganas de juguetear, de corretear; pequeña recta irregular en bajada y curva cerrada a derechas; segunda a fondo, tercera a fondo tres segundos, la curva se nos acerca con rabia, piso el freno con decisión mientras reduzco a segunda haciendo un punta tacón y le saco el primer rugido, un rugido que te avisa de lo a gusto que está en altas rotaciones, dónde se le saca el pringue; ligeros cabeceos secos de la suspensión sometida a la deceleración en carreteras de buen firme pero que no son una alfombra, el motor aulla, parece quejarse con su bramido pero le gusta, esa sensación de que no frenarás de la que siempre te equivocas, apoyo a izquierdas, suelto el pie del acelerador por un momento para acabar de redondear la curva y antes de que eso ocurra lo ayudo con el acelerador, ¡ qué manera de traccionar, no dejará de sorprenderme nunca, segunda a fondo y curva a izquierdas cerradísima, doy volante pare que pise y le hago el punta tacón en el vértice insertándole la primera y exigiéndole todo lo que lleva dentro, segunda a tope de nuevo, tercera por poco tiempo, frenada al límite, punta tacón, segunda otra vez, curva a derechas, jugueteo con la trasera para ayudarme a disfrutar y una vez más me vuelve a tratar con nobleza, y así el puerto entero hasta que llego al fondo del valle, al pequeño pueblo. Una vez llegado allí lo aparco u lo dejo encendido para que respire un poco y para que el aceite vuelva a coger algo más de presión por el efecto del enfriamento parcial del mismo. Los sonidos y los olores son indescriptibles, los crujidos del tubo de escape, de la dilatación del motor, del encaje de las piezas, el olor a conducción deportiva, esa mezcla entre disco de freno caliente, pastilla de freno y embrague, el roneoneo del motor que e muestra más suelto, más redondo, más en su salsa. Cinco minutos de asueto a mi máquina y otra vez a empezar pero esta vez cuesta arriba, menos exigente para los frenos pero bastante más para el motor. Las sensaciones que me transmite son las mismas, de pilotar, se someter a la máquina, de hacerte uno con ella. Vuelvo a casa, debo llegar a comer. Entro en el garaje, lo dejo encendido un rato para que se enfríen las culatas y vuelvo a quedarme estasiado admirándolo, vuelvo a pasar mis ojos por toda su silueta, qué culo tienes, que cosa más bonita, es perfecta. Decido apagarlo, me siento orgulloso de él y se lo digo, una vez más me ha proporcionado otro momento más de gran felicidad y sé que él se alegra por ello. Y sé que me esperará pacientemente hasta el otro domingo, cuando volveremos a ser uno solo y disfrutaremos el uno del otro. Un abrazo a todos.
Ole y ole, si señor eso es pasion por un 911 (voy a leerselo a mi mujer para que vea que esto es mas comun de lo que piensa y que no es necesario que me lleve al psicologo). Un saludo y enhorabuena por esa pasion y por el 997 mkll.
No es por nada pero escribes bastante bien, redactando todo a la perfección y dándole ese entusiasmo que todos sentimos por nuestros coches, ¿no serás periodista? xD Por cierto cuando quieras una rutilla por Madrid nos damos una vuelta!!! Un saludo y a disfrutar.
Madre del amor hermoso, esto ni Garcilaso de la Vega, es que parece que sea yo quien conduce el coche. Que forma mas bonita de expresar los sentimientos que genera en ti. Si sigues haciendo posts como este los vas a tener que hacer en fin de semana para poder recrearnos con mas calma en leerlos porque merecen mucho la pena. Un saludo!
que envidia sana!! sólo con leerte me siento dentro del coche, imagino la carretera, el sonido del motor... algún día me sentiré exactamente como tú, hasta entonces, disfruto de 944s2 y de vez en cuando de un 996 40 aniversario... saludos y felicidades.
Yo tambien me quedo embobado mirando el mio como si fuera un cuadro, cuando vuelva a nacer quiero ser un 911.
Yo realmente si me he emocionado y sentido identificado, que disfrutemos todos de esos minutos de oro
Ufffff muchas gracias por dedicarle un tiempo a esa redacción!!! Ahora que hago? salgo a tomar algo? o me meto pronto en la cama para disfrutar mañana de un dia como ese :[question] Me he emocionado!! Creo que me voy a a la sierra, pero no mañana, ahora mismo!!!
debo felicitarte por esas palabras, me siento totalmente identificado, el 911 transmite un caudal de adrenalina y honestamente mi mujer me dice que debo estar loco, porque cada domingo en la mañana es para compartirlo con el, pero cuando lea tu relato se dara cuenta que es un virus que esta propagado a nivel mundial entre todos los fanaticos de la marca e.....identificado segun la OMS como el P911...:[applause]
bravo esa pasion es la q amucha gente le falta para entender lo q primeramente es un motor yluego un coche ,loq mucha gente no sabe distiguir esos olores a gasolina y a frenos ,y a leyenda mezclada con nostalgia el ruido de la gente de los años 20 y el olor a deporte de los años 50 y 60 en definitiva el olor de una vida en la aque se entiende la passion por los coches y en especial por porsche q yo no me compro el coche por ser mas q nadi ni por decir q tengo un de portivi o un porsche sino por q me siento en el coche y siento el escudo el coche y loq un dia sele paso por la cabeza a un genio ferdinand porsche loq hacemos hoy es seguir cumpliendo su sueño . el sueño de un visionario .q quiso compartir con el mundo." mire a mi alrededor y no vi el coche de mis sueños .por eso decidi costruirlo yo mismo " Ferdinand PORSCHE.
